Aquí es donde no pasa nada porque en realidad es donde pasa todo. Pero no debe parecerlo. Porque aquí duermen los ricos. Y esto no es como el transatlántico del iceberg. Aquí el dinero baila más que en los camarotes de tercera clase. He visto entrar a seis personas con las cejas y pestañas fluorescentes en un camarote individual, y no salir hasta el amanecer, como libélulas inversas. He escuchado zumbidos y ruido de motor cuando este es el punto más alejado de la hélice. He visto a SD, un pequeño italo-británico que corre por los camarotes con una cinética superior a la velocidad de fase y la velocidad de grupo. Reparte golosinas marítimas que en tierra serían incautadas. Le llamamos SD porque tiene una cicatriz en la parte posterior de la cabeza. Un corte perfecto por el que cada noche alguien le cambia la tarjeta de memoria con una nueva misión programada para esta Matrix marítima. No es un gran apodo, pero es un gran personaje. Un buen secundario de una peli de Guy Ritchie, un niño extraño encerrado en una jaula en The Goonies. Un buen camello de mar sin un ancla tatuada. Está amaneciendo en la cubierta catorce. Las libélulas vuelven a sus camarotes. Y SD a su jaula en la sala de máquinas. Cuando los ricos se acuestan, los aspiracionales se despiertan.
enfant terrible,