20 de Julio 2022

pequeño

No soy consciente de mi mal estado de ánimo hasta que me doy cuenta de lo malos que son los libros que estoy leyendo. Supongo que como mi tiempo ha dejado de tener valor, no me importa dedicárselo a cualquiera. Intuyo que quedan libros buenos ahí fuera, pero no me los merezco, me digo. O eso dice la voz triste que lee en mi cabeza. Ya sabes, la voz que te cuenta un cuento para que tú te lo creas. Pero en el fondo sabes que la voz y tú no sois la misma persona. Aunque te convenzas en creer que lucháis por lo mismo. Así que cuando me siento a escribir, lo que sale es terriblemente malo, predecible, recauchutado. Y no hay por dónde cogerlo, ni leerlo, ni reescribirlo. Y sólo cuando me alejo del teclado, empiezo a entender que cualquier intento de literatura, de lo que acaba siendo un mal libro, es muy probable que se haya escrito en un momento de pésimo estado de ánimo. Por eso, cuando estés triste, no escribas. Y así le evitas a quien te lea unas líneas tan malas como estas. Aunque quizá él, a su vez, también esté pensando que se las merece. Que poco importa su tiempo. Perdona. Sólo es un día pequeño, como todas las ideas que orbitan en torno a él.

enfant terrible,
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