13 de Abril 2022

Dejamos que se mueran como palomas de frío. Con los órganos violados. La piel quemada. El salón de casa bombardeado. La abuela que ya no existe es la que sobrevivió al anterior holocausto. Muerto el perro se acabó la razia. El cazador ha salido a disparar. No están muriendo sólo de frío. Todas las fotos son trigo y cielo. Pero el alfeizar de todas las ventanas está lleno de sangre. Una vez inoculada una idea, alguien inventará una frase más grande que la propia historia. Otros la exhibirán en tinta invisible en pancartas en blanco por las que acabarán siendo detenidos. Cada vez que alguien escribe represión, otro alguien está pensando en cómo reprimir. Las manos que tienen el botón rojo al alcance tienen párkinson. Tiemblan tanto que nunca aciertan. Pero nunca sabes si es el párkinson o la demencia. Cada ajedrecista ha escogido bando. El campeón mundial lleva años advirtiendo que las blancas moverían antes. Desde el exilio, a kilómetros del tablero. Qué pensarán los peces bajo los yates confiscados. Inmóviles como cuerpos en la morgue. Hay tantas miradas de dolor que es imposible apartar la vista y aguantar la mirada. Vergüenza ante el privilegio y la incapacidad ante el horror. Dejamos que se mueran como palomas de frío. Para que no nos corten el gas. Y durmamos calentitos.

enfant terrible,
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