28 de Noviembre 2007

matar a la ciudad

Necesitaba matar a la ciudad. No se trataba de acabar con las personas. Se trataba de aniquilar a la ciudad. De arrancarle las entrañas. De hundirle un brazo en el útero. De abortarla.
Esta ciudad manchada de bombillas rojas de navidad. Como el sarpullido incipiente en el cuerpo de un niño. Esta ciudad hostil y dura, capaz de morir matando. Esta Barcelona herida, mentirosa, y loca. Como cualquier mujer que en su día fue guapa. Esta ciudad que extermina a los mendigos sin mirarles a la cara. Esta ciudad sin agallas.
No estaba hablando de prenderle fuego, ni de dinamitarla. Estaba hablando de mellarle la boca, y obligarle a que se trague la lengua. De enterrarla viva. Y dejar que se asfixie bajo su propio nombre.

enfant terrible 3:07 AM | Comentarios (31)

8 de Noviembre 2007

habitación 728

Nieva en Munich. Son las dos de la mañana y he llamado a todas las habitaciones de la séptima planta. Es algo que siempre hago en los hoteles. Busco alguien con quien hablar. He salido al pasillo a por hielo, y he vuelto con Mamita, la cubana de setenta años del turno de noche del servicio de habitaciones. Es la única que habla castellano por aquí. Nos hemos tumbado en la cama, y hemos alardeado de lo que cada uno ha perdido. Empate a tristeza en la séptima planta del Hilton de Munich. Abajo, los árboles tienen esos colores que sólo existen en los fondos de pantalla de Windows. Nunca había pensado en saltar a un enorme salvapantallas como forma de suicidio. Mamita, antes de irse, ha dejado en el lavabo junto al champú dos botellitas de jack daniels. Creo que se lo agradeceré toda la vida. En Munich amanece como en los libros de religión. Con dos rayos de sol atravesando una nube. He desayunado almendras y bourbon, y me he quedado dormido. He vuelto a soñar con la chica de las pestañas demasiado cortas. Como los extremos de una cuerda quemada. En el sueño, la chica abandonaba la ciudad en un taxi negro. No he podido ver la matrícula.

enfant terrible 3:04 AM | Comentarios (13)