10 de Abril 2005

Dispersa

Es un barco. No es uno de esos barcos pirata. Es un petrolero. Es verde, grande, y flota. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Seis marineros en cubierta. Cubierta es una palabra maravillosa. Como calandra. Como alveolo. Como aneurisma. Como afasia. Que bonitas son las palabras que utilizan los médicos. Que altivos son los médicos, pero que suerte tienen con las palabras. No me gusta la gente con suerte. Creo que prefiero a los perdedores. A la gente que pierde a la ruleta y llora. Que bonitas son las luces de los casinos y que cara de malas pulgas tienen siempre los croupiers. Supongo que pasarse el día barajando cartas debe dejar las manos hechas un asco. Mi hermana tiene unas manos preciosas. Pequeñas, pero preciosas. No tiene unos ojos que enamoren, pero las manos son ciertamente bonitas. Zidane sí que tiene unos ojos bonitos. Cuando envejezca quiero ser la mitad de guapo que Zidane. Bueno, supongo que cuando envejezca preferiría escribir la mitad de bien que Fante. Que bárbaro, que bien escribe ese hombre. Que placer leer sentado en la taza del váter. Que bonito es este cuarto de baño. Es pequeño, con las paredes blancas y con una ventanita que da al mar. Desde aquí veo planear a una gaviota. También veo un barco. Es verde y grande. Parece un petrolero. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Seis marineros en cubierta. A los diez años una profesora argentina les dijo a mis padres que su hijo tenía atención dispersa. Atención dispersa. Que palabra tan bonita es dispersa y que acento tan maravilloso tienen los argentinos. Qué habrá sido de Charito. Seguramente haya vuelto a su colegio de Buenos Aires. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Seis marineros en cubierta.

enfant terrible 8:28 PM | Comentarios (14)

8 de Abril 2005

Golosina

Formemos una secta. Vistámonos de blanco. Establezcamos una jerarquía. Sinteticemos una droga. Tatuémonos algo detrás de la oreja izquierda. Algo que sólo nosotros reconozcamos.
Vamos a crearte una dependencia. Vamos a ser la luz y tú alguien con las pupilas permanentemente dilatadas. Vas a donarnos hasta los botones de la bata de tu hijo. Somos tu voz en off. Tu voz de la conciencia. Somos el ojo que refleja tus sentimientos. Somos el ojo que razona. Somos tu ojo izquierdo. Tu ojo derecho. Vamos a liberarte. Vas a dejar de sufrir. Ven. No te muevas. No te gires. No nos mires. Dispárate. Confía en nosotros. Somos la golosina para tu cerebro hipoglucémico.

enfant terrible 4:48 PM | Comentarios (2)

5 de Abril 2005

Estocolmo

Me falta el meñique izquierdo. Por las mañanas hace calor y por las noches frío. La bombilla lleva un mes fundida. Hay cercos de humedad sobre el colchón. Alguien ha metido mi meñique en un sobre. El primer día que se fundió la bombilla hice una marca en la pared. El colchón ahora es gris. Antes era verde. Antes azul. Ahora hay treinta marcas arañadas en la pared. Cada siete días alguien se fotografía junto a mi. Recorro dos kilómetros cada mañana. La distancia entre paredes es de dos metros y medio. Repito ese recorrido ochocientas veces al día. En mi fotografía semanal alguien me obliga a posar sosteniendo un periódico. He perdido doce kilos. El periódico está en francés. Imagino a mi madre llorando al ver mi meñique en un sobre. Mi foto en un telediario. No llores mamá, no era mi dedo preferido. Es una foto realmente buena, no recuerdo quien la hizo. Seguramente tú.
No soy un secuestrado. Sólo soy alguien que se había enamorado. Alguien que arrastra un terrible síndrome de Estocolmo.

enfant terrible 7:31 PM | Comentarios (16)