14 de Septiembre 2006

vueling

Los vuelos baratos han arruinado mi vida. Me despertaba a las dos de la mañana y cogía un avión a las seis. Ella siempre decía. No deberías irte tan pronto. Me quedo muy sola.
Cuando volvía, las sábanas olían a vuelos baratos, ya sabes. Olían a mi mejor amigo. Al ruso del segundo. A su mejor amiga.
Ella arqueaba las cejas y decía. Despegas siempre muy pronto y me quedo muy sola. Y bueno, con eso no tengo suficiente. Y señalaba la caja de los consoladores.
No era un gran argumento. Ni siquiera una gran excusa. Pero me tumbaba junto a ella. Y trataba de adivinar qué pelo púbico correspondería a quién.
Y esperaba al próximo vuelo.

enfant terrible,
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