He visto como te acercas a un armario y estudias las vetas de la madera. Dices que la veta estrecha es un torero muerto mientras acaricias al gondolero que lo tiene en sus brazos.
No ha sido fácil verte llorar con el suicidio de tu padre. De todas formas, hay que reconocer que tu padre es un tipo imaginativo. Nunca se me hubiera ocurrido hacer eso con un abrelatas.
Tú no lo sabes, pero la noche que bailaste desnuda en una iglesia también lo vi. No estuvo mal lo que hiciste, pero deberías saber que la gente suele meter la mano ahí dentro.
Te he visto arrancarte un ojo y metérmelo en un bolsillo. Dijiste que querías que tuviese algo tuyo. No te preocupes, lo guardo dentro de una caja.
Te he escuchado rezarle al futuro, y créeme, fue precioso lo que escuché. Lástima que el futuro no parezca un dios de fiar.
Sí, también vi el polvo que echaste con mi hermano. No os guardo rencor, sois las dos únicas personas a las que quiero. Quizás la próxima vez podamos disfrutar los tres. Deberíais avisarme.
Supongo que no es justo, pero llevo mucho tiempo viendo lo que sueñas.