1 de Mayo 2004

Terrible

Soy dos capas de impostura. Nunca voy a reconocer que lloro. Sólo te contaré que leo a Bukowski, Miller, Loriga. Pero Los sonetos a Orfeo, de Rilke, no es un título que asuste a nadie. No es un libro que voy a dejar que sepas que leo.
Seguramente yo también tenga un puñado de sueños. No los vas a escuchar nunca. Seguiré haciendo ver que todo da igual. Que nada importa demasiado. Que morir hasta las cejas no es tan mala idea. Seguiré mirando desafiante. Sonando rotundo.
Te convenceré. La felicidad está al final de cada vaso de tubo. Te mentiré. Te diré que nunca me he enamorado. Y en el fondo, sólo es miedo. Odio. Un o pisas, o te pisan.
Ganarse el respeto por andar de la mano con la más bonita. Es absurdo. Como aquellos calcetines blancos de Michael Jackson. Los besos de noche son como las mentiras de los niños pequeños. Graciosas, pero mejor no creer en ellas. No te dejes engañar. Por los zapatos. Por las pintas. En el fondo, todo es mentira. Es sólo un disfraz. Y yo, un imbécil.

enfant terrible,
comentarios
comentarios