13 de Abril 2004

Vinagre

La gente ya no llora. Ya no piensa. Somos manecillas del reloj más imbécil. Los libros son más baratos que las casas. Las hipotecas no enseñan nada. Pero muchos salen de los bancos. Y pocos entran en las librerías.
Los sueños ya no duran una vez despiertos. No más de diez minutos. El tiempo entre que terminas la tostada y entras en el metro. Después todo son automatismos. Un trabajo. Un puñado de euros. Y vinagre en el alma.
Ayer vi un beso. Uno de verdad. De los que ya no se ven. Tenían todo el tiempo del mundo para besarse. Quizás ella se esté muriendo. O él se marche a Méjico mañana. Pero se querían. Como esa mujer de noventa años que habla con sus gatos. Y ellos la escuchan. Las dos partes saben que es lo único que tienen.
A veces, el amor más estúpido, es el de verdad. El resto, no importa demasiado.

enfant terrible,
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