Me iba a echar la siesta. Sí, a las nueve. Cada uno tiene sus horarios. Y no, no mintáis. Nadie ve los documentales de la 2. Yo tuve mi época. Lo hacía para quedarme frito. Hasta que descubrí el snooker de Eurosport. Es narcótico. Más incluso que ver correr a los guepardos.
Dos señores. Con sus respectivos chalecos rococós. Con la cara inquietantemente blanca. Hepatíticos. Con zapatos en los que me veía reflejado. Joder como brillaban.
Con tacos largos. Y narices enanas. Ridículas. Como su puntería. Han empezado a fallar bolas. Una tras otra. Bolas que yo metería. Que tú meterías. Que un manco metería. Con el taco en la boca. Con las manos atadas. Bueno no. Que no tiene.
Players champ. 1/2 Final. Eso deben ser las semis. Soy un tío con idiomas. Letrerito azul para Doherty. Rojo para Hunter. Seguían fallando bolas. Un señor con guantes de mayordomo ha cogido la blanca. La ha secado. Hay que joderse. Pretenden hacerme creer que la culpa es de la bola. Cómo coño se moja una bola de billar si no estás en un bar.
Abucheos entre el público. Y no se que público resulta más inquietante. Si este. El de ajedrez. O el de salto de trampolín. Total, las diez. Otra vez sin siesta.