12 de Febrero 2004

Perdedor

Entrar en el Planeta es como ir al bingo. Te miran con mala cara. Te preguntan si es la primera vez que estás allí. Te piden el deneí. Teclean el deneí. Deletrean tu apellido. Desconfían de tu foto.
La mujer de recepción sabe que mi relato no va a ganar. Yo también lo sé. La diferencia es que ella no lo ha leído. Le basta con ver mi cara. Supongo.
Sé que mi relato es infame. Aunque tampoco creo que pueda ser considerado como una amenaza terrorista, ni siquiera cultural. Por si acaso, me hacen pasar bajo un arco de seguridad, un detector de metales. No pita. Algo es algo.
Seis ascensores. Cualquiera de ellos es más grande que mi habitación. En las películas siempre follan en estos ascensores. Hay que ser muy precoz o entrar muy encendido, sino dudo que dé tiempo. Suben más rápido de lo que caían los cuerpos desde las torres gemelas. Además hacen menos ruido.
Planta sexta, aquí nadie va en silla de ruedas, eso debe ser en la cuarta. O quizás eso sólo pase en las películas del Bola. Vete tú a saber.
Otra recepcionista. Más redonda. Más simpática. Me mira con lástima. Todo el mundo parece saber que no voy a ganar ese premio. Que egoístas sois. Dejadme cantar aunque sea línea.

enfant terrible,
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