31 de Agosto 2006

el hombre recto

El Hombre Recto miraba cómo sus hijos discutían por un juguete. Y los niños le miraban esperando algún tipo de privilegio frente al otro.
El Hombre Recto fumaba, y de vez en cuando, tragaba saliva.
Los Niños Torcidos estiraban cada vez más fuerte del osito de peluche, pero el oso no se quejaba. Sabía manejar ese tipo de situaciones.
Entonces, como todo el mundo esperaba, el Hombre Recto tomó una decisión salomónica. Apagó el cigarrillo y se levantó. Partió a cada uno de sus hijos por la mitad, y le dio dos mitades diferentes al Osito. Que se fue de allí sonriendo. Perdiendo pelusillas de peluche por la pierna izquierda. Y arrastrando a medio niño con cada mano.

enfant terrible 6:01 PM | Comentarios (4)

29 de Agosto 2006

Donut

Resulta imposible seguir creyendo en la raza humana después de un día en la playa. A veces, me quedo mirando el agua, y rezo. Y pido un tsunami redentor que nos extinga.
Resulta imposible no pensar en las palabras mutilación, asco, y rastrillo clavado en el cuello. Somos una raza torpe y celulítica. Somos una raza con las tetas caídas.
La publicidad es capaz de casi cualquier cosa, así que por un momento hemos estado a punto de creer que las chicas Dove son normales. Las chicas Dove son pelotitas de mayonesa sonriendo.
A veces, cuando veo que la gran ola no llega, sigo rezando. Y le pido al viento que arranque una sombrilla. Y sólo puedo pensar en una brocheta de ingleses.
Para esto es para lo que trabajas el resto del año. Para estos quince días. Para oler a algo que imita al aceite de coco. Para que un hooligan de cinco años se seque la colita con tu toalla. Se supone que esto es con lo que sueñas cuando miras el calendario en Enero.
Imagina una playa sin megafonía. Un sitio donde los niños se fuesen perdiendo lentamente y nadie los reclamase. Una playa con un gran agujero en medio por el que precipitarse.
Y extinguirse.
Una playa en forma de donut.

enfant terrible 4:58 AM | Comentarios (6)