Poca gente es capaz de hacerlo. Ver sin mirar. Desconozco cómo lo hace. Pero lo consigue. Te ve con el cuello, con las cejas, con la nuca.
Deja caer dos hielos con indolencia y aparta la vista del tubo. A medio metro de la barra y tan lejos de ella. Ajena a los estúpidos que mascullan alcoholes imposibles. De noche todo es mentira. Y ella, lo sabe. Lleva demasiado tiempo siendo la más lista de la clase. No necesita mudanzas ni ridículos catálogos de Ikea. Su cabeza, perfectamente amueblada. Allá los sofás, aquí la tortuga.
Le sugiero a Kundera. A ella, que anochece cuando su despertador insiste en verla amanecer. Necesita días de cuarenta horas. Cinco trabajos y una carrera no caben en veinticuatro.
Escribe un libro. No quiere que yo lo lea. Hace bien. Se desnuda antes a alguien leyéndole que quitándole la ropa.